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"QUÍTALES EL MÓVIL, NO EL BÁSKET"

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Publicado o Venres, 03 Febreiro 2017 08:58
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Que no, que los niños de ahora no son tontos. No os empeñéis en hacerlos inseguros, miedosos y dependientes. Dejadles vivir. Soltad la cuerda para que aprendan y se equivoquen solos y dadles esa autonomía que, al contrario de lo que pensáis, tanto necesitan.

La excusa de 'eran otros tiempos' cuando comparáis vuestra infancia a la de vuestros hijos no os la compro. Día a día, muchos de vosotros, tratáis de limitar las capacidades de los más pequeños. Viven anclados al chupete en una burbuja donde siempre hay un adulto para solucionarle hasta el más mínimo de los problemas. Pensáis que eso les ayuda y no os dais cuenta del terrible error que estáis cometiendo.

La que escribe no es madre pero lleva 9 años tratando a diario con los más pequeños en las canchas de baloncesto. Tiempo más que suficiente para sacar mis conclusiones a base de la experiencia que tengo acumulada.

Echando la vista atrás, recuerdo mis inicios en el mundo de la canasta. Allá por el año 98 comenzaron los entrenamientos de lunes a viernes, los partidos de fin de semana, los torneos por toda la geografía...

Por aquella época, sólo una causa mayor te impedía ir a entrenar. Si faltabas, tenías que ser tú el que llamara al entrenador o entrenadora para darle las explicaciones pertinentes. Papá y mamá no tenían que dar la cara por ti.

Si había partido y no jugabas, tus padres te animaban a trabajar más y mejor para ganarte los minutos de cara al próximo encuentro, no se enfrentaban al entrenador para reclamar minutos. Como en las notas del cole, antes la culpa era del niño, ahora es de los profesores que les tienen manía.

Si te olvidabas de las zapatillas, de la toalla o de las chanclas para la ducha había que fastidiarse y a la semana siguiente tener más ojo a la hora de preparar la bolsa del deporte. Sabéis por qué? Porque nosotros sabíamos preparar las cosas sólos. Incluso, – mirad qué locura – si te caías en un partido, tus padres no saltaban al banquillo a atenderte. Te atendían los técnicos.

Por aquellos tiempos los entrenadores eran profesionales a los que las familias admiraban y respetaban. Eran tiempos felices. Nadie se metía en su trabajo y nadie juzgaba sus decisiones. Hoy, al cirujano nadie le dice como tiene que operar, pero con el entrenador hay carta libre. No os resulta increíble la capacidad de muchas familias para adquirir conocimientos técnicos y tácticos a gran velocidad? El día a día en la mayoría de pabellones.

Y qué me decís de los castigos sin baloncesto o el "Fulanito no va a entrenar porque tiene que estudiar? Eso ya es lo más! Quitadles el móvil, no el baloncesto! Ambas cosas son compatibles.

Debéis enseñarles a organizarse bien. Aprenderán que, con esfuerzo y sacrificio, las cosas llegan. Disfrutarán de los éxitos posteriores y crecerán con los fracasos. Sabrán que, ante un deporte de equipo, si fallas, le estás fallando al grupo y entenderán que, si se quiere, hay tiempo para todo.

La superación, la tolerancia, la ilusión, el esfuerzo y el compañerismo son valores que vienen dados en el propio deporte y que les quedarán para toda la vida. Dejad que lo disfruten y enseñadles a valorarlo.

Soltadles un poco. Dejad que tomen sus propias decisiones, que aprendan a equivocarse y que entiendan lo que es el compromiso y la disciplina. Que el deporte es mucho más que tres horas semanales de ejercicio físico para los más pequeños. Que con cada cuota se paga a una persona que trabaja por vocación, se ayuda a un club a seguir creciendo y se apoya a una entidad que, día a día, trata de hacer a vuestros hijos e hijas felices.

Por: Erea Hierro