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Cada vez es más difícil ver jugadores jóvenes despuntar y tener protagonismo en equipos ACB, o incluso LEB. Los clubes, y los entrenadores también, siguen apostando por jugadores con más edad, ya contrastados, buscando experiencia y resultados inmediatos. Hace poco, por ejemplo, Jesús Fernández con cuarenta y un años ha sido MVP de la copa de LEB Plata con Granada. Vencieron a Alicante donde juega Guillermo Rejón, otro viejo roquero de cuarenta años.

En la ACB también podemos encontrar algún ejemplo de estos. Albert Oliver o Mumbrú tienen un rol destacado en sus equipos. Hablar de que estos jugadores deben retirarse para que jueguen otros más jóvenes es muy injusto. Son hombres que se han sabido cuidar muy bien, que seguro aman el baloncesto y que demuestran en cada partido ser referentes en sus equipos.

Es curioso que exista este problema. Es evidente que ahora los chicos están mejor entrenados porque los entrenadores son mejores y se preparan más. También son mejores físicamente. Al trabajo de formar a un jugador se suman preparadores físicos, nutricionistas, psicólogos. Las posibilidades son mucho mayores. ¿Por qué las dificultades son tantas? ¿Por qué si son mejores física y técnicamente irrumpen menos en el primer nivel del baloncesto nacional?

Pues creo que la falta de ambición, el hambre por superarse, pueden ser muy culpables de esto. Hoy en día los chicos lo tienen todo. Su vida es mucho más completa, no está solamente centrada en estudiar y jugar. Las horas del día siguen siendo veinticuatro. Pero ahora en el reparto de esas horas también están presentes Youtube, whatsapp, internet, Play Station... Lo tienen todo, en la medida de las posibilidades de cada familia. Les justificamos, les defendemos. Comprendemos hasta que suspendan porque el profesor es verdad que les tienen manía. Si juegan poco también el culpable es el entrenador que no comprende el juego del chico. Nuestro hijo siempre tiene razón, no los profesores, tutores o entreandores. Lo que necesitan solo deben pedirlo para tenerlo.

¿Qué es lo que pasa cuándo uno de estos chicos tiene la oportunidad de entrenar con el primer equipo? Pues que él también cree que tiene derecho a jugar. Y somos capaces de hablar mal del entrenador ACB porque no lo hace jugar. En esta sociedad en la que conseguir lo que se quiere cuesta muy poco es muy dificil que los chicos comprendan que cada minuto hay que ganárselo, que trabajar más es una obligación y que, para jugar, debes demostrar que eres mejor que el compañero que juega en tu puesto. En un vestuario de un equipo profesional el jugador joven no debe abrir la puerta y exigir el mismo trato que el resto. Los jóvenes deben echar la puerta abajo trabajando con la mayor humildad por participar en el entreno, luchando como un guerrero por jugar un solo minuto.

Conseguir esto sin haber aprendido que nada es gratis, que todo cuesta y que los derechos no se tienen sino que se ganan, es muy dificil. El mejor de los talentos sin estos valores puede perderse.

Está prohibido quejarse por no jugar. Si no juegas debes valorar que el lunes vuelves a entrenar con los mejores y trabajar más todavía. Sólo así conseguirás tener algún día una oportunidad. Trabajas para estar preparado en aprovechar esa oportunidad el día que llegue.

Los buenos entrenadores no miran el DNI. Ellos darán la oportunidad al joven si éste demuestra que es mejor que los otros compañeros. Los buenos entrenadores no regalan oportunidades sino que trabajan con los jóvenes para que se ganen esa oportunidad y estén preparados para aprovecharla.

Yo no tengo hijos. Seguro que para un padre es muy difícil no darle a sus hijos todo lo que esté a su alcance. Pero también estoy seguro que no se les quiere menos por perseguir que nuestro hijo no tenga lo que pida, que aprenda que si quiere algo tiene que ganárselo. No hay que justificarle sino animarle a que trabaje con más esfuerzo aún. Sólo así conseguiremos grandes campeones. Y esto no es aplicable únicamente al deporte, nos vale para cualquier faceta de la vida. ¿O es que hay diferencia cuando se tenga que lanzar al mundo laboral?

Francis Tomé 29.01.2017

La Opinión de Málaga

   
   

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